¡Tranquilizáte y Seguí!

Cuando yo tenía como 12 años de edad mi papá era propietario de un camión  trailer con el que transportaba principalmente materiales de construcción.  En cierta oportunidad lo acompañaban en el camión: Mi abuelo, el dueño de la carga que era transportada y los trabajadores que ayudarían a bajar la carga del camión . Al llegar a una bajada conocida como “La Eterna” sucedió lo inesperado e indeseado por cualquier piloto de camión. El vehículo perdió los frenos en plena bajada. Mas de 500 quintales de peso hicieron que el camión alcanzara gran velocidad en pocos segundos.

Mi papá era quien conducía el vehículo y el primero en darse cuenta de la situación. Rápidamente cruzaron por su mente los distintos escenarios de lo que podría ocurrir y en ninguno de ellos había un final feliz, en cada uno de ellos la muerte era protagonista y lo mejor que se podía hacer era buscar la forma de evitar la mayor cantidad de muertes posibles ya que ese tramo carretero era bastante transitado y muchos transportes de pasajeros pasaban por allí. Mi abuelo se percató de la situación al ver los intentos de mi papá de compresionar el vehículo y encontrar una forma de detenerlo. Repentinamente mi padre vio un paredón de piedra grande y sólido y su pensamiento fue estrellar en él el camión que para ese momento ya llevaba gran velocidad, esa le pareció en ese momento la salida menos catastrófica y la que menos vidas cobraría.

Cuando mi abuelo entendió lo que mi padre intentaba hacer le dijo unas palabras que cambiaron el rumbo completo de su existencia. Tranquilizáte y Seguí.

Mi Padre entonces  viró y continuó en su angustiosa conducción sin saber como acabaría todo. De una forma en la que sabemos que solo Dios puede obrar, esta escena finalizó con mi padre frenando el pesado camión al final de la bajada luego de haber impactado tres veces seguidas un pick-up de carga; que milagrosamente no sufrió daños. Yo recuerdo haber escuchado muchas veces a mi papá contando este testimonio y dando Gloria a Dios por su intervención para que aquello no acabara en una fatalidad.

El día que estoy escribiendo estas líneas, por alguna razón, desperté con este recuerdo en mente y mis pensamientos se centraron en las palabras de mi abuelo. Tranquilizáte y seguí. Si mi Padre no hubiera atendido a esas palabras seguramente la historia hubiera terminado en una lamentable catástrofe.

En su momento de desesperación la mejor solución a su situación no coincidía con la solución que Dios tenía preparada. Lo que hubiera terminado en fatalidad terminó en un gran testimonio del poder de Dios.

Quizás estás atravesando un momento de desesperación en donde todo pinta que sería mejor morir y estás considerando quitarte la vida. Sin embargo, Dios te trajo hoy aquí para que leyeras esta frase y que el rumbo de tu existencia cambie por completo… “Tranquilizáte y Seguí”

Jeremías 29.11 (NTV)

11 Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.

¡Tranquilizáte y Seguí!

Isaías 41.13 (NTV)

13 Pues yo te sostengo de tu mano derecha; yo, el Señor tu Dios.

Y te digo: “No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte.

¡Tranquilizáte y Seguí!

Juan 16.33 (NTV)

33 Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.

¡Tranquilizáte y Seguí!

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