La primera Misión de Gedeón parte 2

Continuando con el tema de la primera misión de Gedeón. Vemos otro detalle importante en el versículo de Jueces 6:25 – 26

Aquella misma noche el Señor le dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años. Derriba el altar que tu padre ha dedicado a Baal, y el poste con la imagen de la diosa Aserá que está junto a él.  Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado para el Señor tu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo toro como un holocausto.» NVI

Si nos fijamos con detenimiento ¿Quién había construido ese altar a Baal? Nada más y nada menos que su padre. Eso le implicaría muchas más complicaciones a esta misión. De hecho unos versos más adelante la escritura dice que Gedeón tenía miedo de su familia y de los demás hombres de la ciudad. Sin embargo, eso no fue impedimento para que cumpliera con lo que Dios le había encomendado. Ese es el tipo de valentía que Dios está buscando en nuestras vidas hoy, alguien que este dispuesto a honrarle y obedecerle sin importar las consecuencias. ¿Será que encontrará esa disposición en tu corazón hoy?

Más adelante en la historia (v. 30) vemos que los hombres del pueblo querían matar a Gedeón por lo que habíá hecho, pero para sorpresa de todos, su propio padre es quien lo defiende (v 31) y además agrega “Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar.”

Hay algo interesante aquí, el padre de Gedeón construyó el altar de Baal pero no aparenta ser un devoto del mismo, ya que no amonestó a su hijo por derribarlo y ni siquiera cuestionó sus razones. Entonces la pregunta es: ¿Porqué construyó un altar a Baal?

Quizás porque Baal era el dios que la mayoría adoraba, quizás porque quería probar a ver si funcionaba, quizás pensó que a Dios no le importaría, sea cual fuere la razón. El padre de Gedeón había hecho algo que ofendía a Dios y que Dios no estaba dispuesto a tolerar. Si el pueblo de Dios quería volver a tener el respaldo del Todopoderoso y verlo obrar con poder, tenía que quitar, derribar, destruir, desaparecer cualquier cosa que lo ofendiera.

Muchas veces en nuestras vidas hemos permitido que se arraigen hábitos, gustos, formas de pensar o formas de hacer las cosas que ofenden a Dios. Las justificaciones que tengamos para hacerlo pueden ser valederas, para nosotros, pero eso no hace que  dejen de ofender Dios. Y Dios no se va a manifestar con poder en nuestras vidas hasta que no quitemos de ellas lo que a Él le ofende.

Creo que la razón por la que estas lineas estan siendo escritas es porque Dios quiere que hagamos una revisión, no solamente de nuestras vidas sino de lo que estamos permitiendo que entre a la vida de nuestras congregaciones, que revisemos lo que estamos haciendo aún dentro de nuestros servicios de adoración a Dios. Porque muchas veces en búsqueda de ser los más llamativos posible para que las personas  vengan a nuestras reuniones estamos permitiendo, en el altar, espectáculos que no estamos 100% seguros que sean del agrado de Dios. Pero si funcionan para traer personas a la reunión los utilizamos.

Tengamos cuidado. No vaya a ser que construyamos un altar a otro dios como lo hizo el padre de Gedeón y luego nos estemos preguntando porque Dios no se manifiesta con poder en nuestras reuniones. Dios no depende de la cantidad de personas que se reúnen para derramar su poder. Mateo 18:20 dice: “Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos.” Lo que Él espera es que la razón de la reunión sea verdaderamente Él, y que si hay algo que a Él no le agrada en esa reunión lo quitemos inmediatamente no importa cuantos puedan ofenderse.

Gedeón podría haber contestado a Dios diciendo: “Señor, pero a la gente no le va a gustar que yo haga eso, voy a perder popularidad, porque no mejor liberamos al pueblo primero y luego derribamos el altar”  Pero cuando Dios nos manda a hacer algo, Él espera obediencia absoluta no sugerencias de como hacerlo mejor. Él es Dios y sabe que es lo que se debe hacer, aunque nosotros no lo entendamos.

Antes de realizar cualquier evento oremos a Dios buscando su guianza para estar seguros de que Él se agrada de cada una de las cosas que están en el programa, así nos garantizaremos que Él estará a gusto en medio nuestro y su presencia se manifestará poderosamente. Y si al revisar nuestra forma de hacer las cosas actualmente encontramos que hay algo que no está agradando a Dios, necesitamos actuar con la valentía de Gedeón para derribar ese altar, aunque alguien muy querido y respetado por nosotros lo haya construido, pero que está ofendiendo a Dios.

De hecho un dato más que llama la atención en el versículo de arriba es cuando Dios le dice a Gedeón: “Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado para el Señor tu Dios.

La palabra “apropiado” dice muchísimo en este versículo. Esforcémonos pues,  para que nuestras reuniones sean un altar apropiado para Dios.

Espero que esta nota sea utilizada por Dios para bendecir tu vida y que la puedas compartir con muchas más personas.

Bendiciones siempre!!

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